El lavado de oídos es una forma segura y efectiva de aliviar la acumulación de cerumen en niños, mejorando su audición y aliviando las molestias asociadas.
¿En qué consiste el procedimiento en niños?
El lavado de oídos en niños se realiza de la siguiente manera:
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Evaluación: Se examinará el oído del niño con un otoscopio para confirmar la presencia de cerumen y asegurarse de que no haya signos de infección, perforación del tímpano u otras contraindicaciones para el lavado.
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Preparación: Se utiliza una solución tibia (agua estéril o solución salina) para evitar mareos o molestias. A veces, se pueden recomendar gotas para ablandar el cerumen unos días antes del lavado.
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Irrigación: Se utiliza una jeringa especial con una punta suave o un dispositivo de irrigación ótica para introducir suavemente la solución tibia en el conducto auditivo. La solución se dirige hacia la pared del conducto, no directamente hacia el tímpano.
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Drenaje: La solución y el cerumen ablandado fluyen hacia afuera del oído y se recogen en una pequeña bandeja o toalla sostenida debajo de la oreja del niño.
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Secado: Después del lavado, se seca suavemente el oído externo.
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